sábado, 4 de diciembre de 2010

Adormidera

plantas magicas
Según se utilicen sus granos o sus raíces, sus efectos resultan muy diferentes. Se trata, pues, de una planta de doble naturaleza, calmante o mortal. «Sus propiedades soporíficas son tan potentes, que si nos tomamos una dosis demasiado fuerte corremos el riesgo de morir durante el sueño. Su jugo se llama opio.
Sabemos que fue absorbiendo una fuerte dosis de opio cómo se suicidó, en España, el padre del antiguo pretor Paulus Licinius Caecina, después de una terrible enfermedad que le hizo la vida insoportable, y éste es solamente un ejemplo entre tantos otros», así escribió Plinio el Viejo en sus tratados sobre botánica en el siglo I de nuestra era. Desde la más alta Antigüedad, se tenía la costumbre de espolvorear algunos platos con granos de adormidera, o bien preparar pasteles a partir de granos de adormidera, siempre para favorecer la digestión y el sueño de los comensales. Durante mucho tiempo se creyó que esta planta era originaria de la India.
Sin embargo, una tabla grabada en escritura cuneiforme, que data de finales del IV milenio antes de nuestra era -encontrada en Nippur, una ciudad sumeria de Mesopotamia-, menciona el cultivo de la adormidera y su uso narcótico. De hecho, parece que ciertas especies de adormidera crecen en todas partes del mundo y que los hombres conocieron muy pronto sus virtudes soporíficas, calmantes, analgésicas, sedantes e hipnóticas, aunque todavía no les daban todos estos calificativos, y sin saber que los granos de adormidera contenían sustancias químicas, muy conocidas hoy en día, con las que se elabora la morfina, la heroína, la codeína, etc. En todo caso, si se utiliza correctamente, esta bella y efímera flor es muy útil en caso de insomnio, ansiedad, en los estados infecciosos y en enfermedades agudas. Tiene el poder de disipar el dolor. Es fácil de entender, pues, por qué nuestros antepasados la apreciaban tanto.

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