sábado, 4 de diciembre de 2010

Los viajes astrales

na calurosa tarde de agosto, Ana se encontraba descansando en su casa de campo, mientras escuchaba música clásica. Permanecía adormecida disfrutando del momento cuando, de repente, sintió una especie de extraña sensación, una mezcla entre mareo y angustia. "Me puse rígida, en tensión pero no podía hacer nada ya que la situación me impedía moverme". De repente, todo se tornó blanco y lo siguiente que percibió Ana fue cómo su cuerpo no estaba en la cama tumbado, se encontraba arriba con los pies por encima del suelo, mirando cómo su propio cuerpo seguía en la cama recostado. Cuando Ana miró a su cuerpo rígido, con los ojos cerrados dejó de sentir miedo y se dedicó a investigar todo lo que estaba a su alrededor. Salió de la habitación y empezó a recorrer todo al ritmo de la música. Sentía una sensación increíble y necesitaba salir a la calle para ver cómo era el mundo desde aquella perspectiva pero, de repente, cuando llegó a la puerta de la calle una figura de mujer le dijo: "no debes estar por aquí, vuelve a tu cuerpo de inmediato". Obedeciendo, volvió a aquel cuerpo y despertó mediante un grito.
Ana no ha sido la única persona que ha experimentado esa separación del cuerpo físico y su alma o esencia. De hecho, experiencias extracorporales las han relatado miles de seres humanos, sin distinguir cultura o condición social. Goethe, Aldoux Huxley, Emily Bronté, Guy de Maupassant, todos ellos escritores de innegable talento han hablado también de sus experiencias extracorporales.
La historia nos ha dejado testimonios de estas experiencias, así los egipcios tenían la creencia de que existía un segundo cuerpo al que denominaban astral o espiritual con forma de pájaro y rostro humano y en el Antiguo Testamento el profeta Elias afirmó poseer un dominio de sus poderes extrasensoriales, asegurando poder viajar hasta el lugar donde estaban sus enemigos para obtener información que pudiera llevar a su pueblo Israel a frustrar un ataque sirio. En la pintura también nos encontramos con muchos artistas que a lo largo de la historia nos han dejado, a través de sus lienzos, muestras de todos los misterios que giran en torno al cuerpo astral. Así, hay testimonios de pinturas murales de los antiguos etruscos, de los indios navajos o de pintores como Henry Corbould del siglo XIX, sin olvidarnos de un visionario de la pintura, William Blake quien ha descrito que sus cuadros eran no sólo producto de su imaginación sino de las visiones que le habían sido reveladas. También nos encontramos con testimonios que, por su notoriedad, nos llaman más aún si cabe la atención, como el caso de la famosa actriz Shirley MacLaine quien nos ha dejado la evidencia de sus propias experiencias extracorporales a lo largo de toda su vida, la primera en una peregrinación a Los Andes, donde afirmó se sintió fuera de su cuerpo mientras contemplaba la curvatura de la Tierra. Después de esta experiencia ella misma ha dedicado grandes esfuerzos a estudiar con detalle esta especie de exploración de todo lo que esté más allá de los sentidos.
Aunque en principio no parece que haya una predisposición especial para experimentar este tipo de experiencias, sí parece que hay algunas circunstancias especiales que podrían provocar o favorecer el viaje astral. Por ejemplo, las personas que sueñan mucho mientras duermen, las que han pasado por una anestesia general, las que prueban drogas alucinógenas o aquellos que han estado muy cerca de su propia muerte parece que tienen más posibilidades de realizar este viaje, lo curioso de todo esto es que todas las experiencias contadas, tienen unas características entre sí sorprendentemente parecidas.

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