sábado, 4 de diciembre de 2010

Cacao


plantas magicas
Los marineros que seguían a Cristóbal Colón no sabían que, probando por primera vez los granos que cogían de los árboles que los aztecas llamaban cacahuatl, estaban iniciando una próspera industria internacional: la de la fabricación y explotación del chocolate.
No vamos a explicar aquí la historia del chocolate, pues nos interesaremos por la del cacao, que es anterior. Para los aztecas el fruto del cacahuatl era un alimento digno de los dioses y el árbol que lo producía se encontraba en un sitio parecido al Edén bíblico. Así es como los botánicos atribuyeron al cacao el nombre genérico griego de theobroma, «alimento de los dioses». Los descendientes de aztecas consumieron sus frutos. Los comían, bien directamente cogidos del árbol -cuyo pequeño tamaño y sus flores blancas lo asemejan al cerezo-, bien después de haber preparado una bebida, el chocolatl, a partir de la manteca del cacao, es decir, la grasa que se extraía del fruto, a la que se añadía miel, vainilla y guindillas. Esta mezcla tenía virtudes tonificantes y afrodisíacas. Subrayemos que los frutos del cacahuatl tenían tanto valor para los aztecas que los utilizaban como moneda de cambio. Para ellos, los granos de cacao tenían el valor de las pepitas de oro. De la simiente del cacao se extrae la teobromina, un producto químico natural que también se encuentra en el té, el café y la cola, conocida por su acción diurética. En cuanto a las supuestas virtudes afrodisíacas del cacao, tendrían su origen en que los aztecas, y más tarde los mejicanos, aliñaban su chocolatl, o bebida de chocolate, con guindillas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario