Los poderes de las plantas van mucho más allá de sus propiedades químicas y farmacológicas estudiadas por la herboristería. La planta ante todo es carga de magnetismo terrestre, y no era por casualidad que los antiguos mantuviesen que los bosques estaban poblados por Elfos y Duendes, personalizaciones de la fuerza mágica de las hierbas.
Por otra parte, la planta recibe el influjo de la Luna y de los astros: de hecho la misma hierba, cogida en momentos astrológicos diferentes, puede tener efectos francamente opuestos.
Las Dieciséis Plantas Mágicas cuyos usos y propiedades describimos aquí se empiezan a recoger entre el tercero y el vigésimo días de la Luna, en miércoles, y no pueden ser recogidas después del vigesimonoveno día. Además, será necesario, durante la recolección, recitar esta breve fórmula, cuyo fin es el de «compensar» el desequilibrio provocado a la Tierra al extirparle el fruto:
«Planta (nombre de la planta), te tomo de la madre tierra para que ejercites para mí tu mágica virtud con este objeto (explicar detalladamente el efecto que se desea obtener).»
Allí donde la planta crecía, es preciso dejar un pedazo de pan, o una hogaza de trigo o cebada, siempre con el fin de restablecer el quebrantado equilibrio.
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