En Sumeria, en el III milenio antes de nuestra era, el símbolo que representaba la vida, llamado Hierba de Vida, no era otro que la hoja de parra. Mucho más tarde, este mismo símbolo aparece en los Evangelios del Nuevo Testamento, cuando Jesús utiliza la imagen de la vid como parábola del Reino de Dios: «Id vosotros también a la viña, y os daré lo que es justo» (San Mateo, 20, 4), o cuando presenta la copa de vino a sus apóstoles, en la Ultima Cena diciendo: «Esta es mi sangre» (San Mateo, 26, 27 y Marcos, 14, 23). Para terminar, destaquemos que nuestros antepasados sabían que la infusión de hojas de vid era un excelente regulador de la circulación sanguínea, que combate todos los trastornos de las venas y varicosos, y que la uva posee propiedades «desintoxicadoras» del organismo, que estimula las funciones hepáticas y que posee virtudes energéticas fuertes y reconocidas.
sábado, 4 de diciembre de 2010
Vid
En Sumeria, en el III milenio antes de nuestra era, el símbolo que representaba la vida, llamado Hierba de Vida, no era otro que la hoja de parra. Mucho más tarde, este mismo símbolo aparece en los Evangelios del Nuevo Testamento, cuando Jesús utiliza la imagen de la vid como parábola del Reino de Dios: «Id vosotros también a la viña, y os daré lo que es justo» (San Mateo, 20, 4), o cuando presenta la copa de vino a sus apóstoles, en la Ultima Cena diciendo: «Esta es mi sangre» (San Mateo, 26, 27 y Marcos, 14, 23). Para terminar, destaquemos que nuestros antepasados sabían que la infusión de hojas de vid era un excelente regulador de la circulación sanguínea, que combate todos los trastornos de las venas y varicosos, y que la uva posee propiedades «desintoxicadoras» del organismo, que estimula las funciones hepáticas y que posee virtudes energéticas fuertes y reconocidas.
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