En efecto, actualmente sabemos que la salvia contiene un aceite esencial, rico en componentes, principios y sustancias de gran eficacia terapéutica. Ya en el siglo XII, Hildegarda de Bingen alababa las virtudes del vino de salvia: «Si alguien tiene la nariz o la garganta muy tapada con muco-sidades o tiene mal aliento, debe cocer salvia ^n vino, debe filtrarla a través de un trozo de tela y debe bebería a menudo, y los malos humcfres y las mucosida-des disminuirán». La salvia posee muchas propiedades, como las de ser antiséptica, cicatrizante, calmar los trastornos nerviosos, los espasmos y combatir los estados depresivos, la fiebre, etc. Hay quien asegura que fumar hojas secas de salvia en una pipa tiene efectos prodigiosos para las crisis de asma o las bronquitis crónicas.
Poned la Salvia en un recipiente de vidrio y sepultadlo bajo el estiércol. Dará origen a un gusano cuya sangre, si toca a un hombre, le hará perder el sentido durante quince días.
Este mismo gusano, quemado y arrojado al fuego, hace aparecer el arco iris y tronar con el cielo sereno.
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