Según una leyenda mítica china, llegó enviado por los dioses, que mandaron a cinco personajes a lomos de cabras, llevando cada uno una espiga de los siguientes cereales: avena, trigo, mijo, cebada y arroz. Tales personajes fueron a visitar la ciudad de Cantón y le entregaron al hombre dichas plantas. Se han encontrado restos del cultivo de arroz en Tailandia, que datan del V milenio antes de nuestra era. Por lo cual puede asegurarse que Oryza sativa, según su nombre latino, es una planta originaria del continente asiático. Además, casi se convirtió en un alimento sagrado para los chinos a partir del III milenio antes de Cristo. Sin embargo, su nombre sánscrito, vrihi, de donde deriva su nombre actual, podría hacernos creer que la cuna de esta gramínea es la India, y no Tailandia o China.
A continuación, parece que se introdujo en Irán, a partir del siglo V antes de nuestra era y que, desde allí, conquistó Siria, Mesopotamia, Egipto y, luego, Europa. Este cereal es muy rico en vitaminas A, B1, B2 y B6, así como en calcio, fósforo, hierro, potasio, sodio, magnesio, cloro, yodo, cinc, flúor e incluso arsénico, entre otros. Pero además de ser nutritivo y energético, el arroz posee otras virtudes. El agua de arroz, por ejemplo, es un excelente remedio contra la diarrea y la hipertensión.
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